“Llegan al portal. Él se encarga de la limpieza. Por las dudas se adelante el parto, le hace al Niño un pesebre.
La Virgen, hace que el lugar huela a pimpollos frescos.
No hay como una buena confesión para dejar el alma en condiciones para recibir al Niño.
Pablo Córdoba
Tu amigo escritor
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