Ayer fue uno de esos días difíciles. Esos en los que uno cree que nada tiene sentido… que Dios no lo escucha y que se a olvidado de las preocupaciones de uno… ¡Tuve la clara sensación de que todos mis esfuerzos… no valían de nada!
¿Qué debía hacer? ¿Seguir escribiendo, publicando, difundiendo los mensajes o sería el momento de abandonar y pensar en otras cosas? ¿Me había quedado realmente sólo? ¿Dios se había desentendido de este proyecto? ¡Ya nadie lo tenía en cuenta!
Encontré una mail… que no había leído. Lo abrí y di con un testimonio de una persona que, pasando por un momento similar al mío, le había pedido a la Virgen una prueba… Una señal del Cielo, un guiño de ojos que, le hiciera saber que María la acompañaba. ¡Que no estaba sola!
No terminó de hacer su pedido, cuando vio la señal. La persona que la acompañaba, también la vio y sorprendida le comentó lo que estaba viendo…
-Es la señal que acabo de pedir a la Virgen. -Le dijo a modo de explicación.
Yo detuve por unos segundos la lectura del relato. Cerré los ojos y pedí una señal. Algo que me dijera que: No estaba solo… Que mi esfuerzo valía la pena… Que tenían sentido…
Terminé de leer el testimonio y regresé a mi trabajo.
Por la noche me dirigía con mi familia a visitar un familiar. Como si alguien guiara mi mano, encendí la radio del coche. Mis hijas que venían haciendo barullo, se quedaron en silencio:
En ese preciso momento una voz femenina decía:
«Ahora vamos a compartir un cuento, de nuestro amigo, Pablo Córdoba, de su libro: ¡Sigue Remando!
Nos miramos con mi esposa sorprendidos y a la vez emocionados. Seguimos la lectura del cuento, en la voz de María Fernanda, que al finalizar leyó:
«El invierno guarda en su corazón las semillas de la primavera.
Si, en tu vida no hay inviernos, tampoco habrá flores nuevas».
Después vino un tema musical.
Sentí un dulce calor recorrer todo mi cuerpo, como si fuera una caricia del Cielo. Un detalle de amor de María.
–Esta es la señal. -Le comenté emocionado a mi esposa. Y le conté lo que había vivido, horas atrás, en los momentos de desasosiego.
Llegamos a destino. Mis hijas volvieron al barullo. Mi esposa a su silencio, mientras yo, con los ojos humedecidos, daba gracias a mi Madre del Cielo, por este detalle de amor con el que me decía: ¡Sigue Remando! No bajes los brazos que estoy contigo… ¡Sigue Remando!
P/D: No cuento esto por vanidad. Ni para que vayas a pensar que soy un elegido. Lo cuento porque te puede pasar lo mismo. ¿Quién no necesita de un gesto, una caricia, una palabra de aliento?
Lo cuento, para que renueves tu confianza en María que, aunque no parezca, está cuidando de ti y de tus proyectos.
Si lo necesitas, pídele una señal, pero ojalá que no sea necesaria. Ojalá que tu fe sea mayor a la mía y, que tus fuerzas no decaigan para que puedas ¡Seguir Remando!
Un gran cariño a María Fernanda Maurutto y a todos los oyentes de «La Otra Orilla» el programa de la nochecita, de Radio María – Argentina.
Pablo Córdoba
No se que decir… Hola? Estoy tan feliz que Mara me mando tu website. Me encanta leer tus palabras como siempre. Es como que estas en el mismo sitio y no ha cambiado. (Disculpame mi castellano). Como me gustaria tener tu website en ingles para mandar a amigos aqui. Acordas de el papa de Ann Fitterer – Thomas? El se encantaria leer tus palabras.
Este verano vamos a tener un reunion de el secundaria y lo vi tu nombre en una lista
de «desaparecidos». Yo preguntaba a Mara si ella sabia como contactarte en poco tiempo. Y aqui estamos. Que felicidad de tener noticias tuyas. Dos ninas y casada con Cecilia? Que linda.
Espero escuchar de ti. Muchos abrazos, Vicki
Desde que tengo 13 años, ahora tengo 20 casi 21, siempre he tenido este problema, y no sé realmente que ya que hacer, estuve leyendo que Alan Chambers admitió que todavía sentía atracción por hombres y eso me bajó mucho el animo, pero sigo creyendo en Dios, siempre aparecen pequeñas señales que me dicen que siga y siempre trato de seguir esas señales, que me han llevado por ejemplo a esta página a creer y naturalmente confiar que no importa cuando pero que algún día Dios me quitará de encima este peso que he estado llevando desde muy joven, desde los 13 años y nadie lo sabe ni lo sabrá (nunca he estado con ningún hombre y le juré a Dios que nunca lo estaría con uno, pero espero que algún día no sea el juramento lo que me lo impida, sino una acción natural del cuerpo que no me lo pida más) espero que pronto Dios decida que ya no debo sentirlo más. Suerte
Anonimo:
soy padre de familia y mi hijo hace aproximadamente 10 dias «dia del padre» en mi pais me confió tener preferencia por los de su mismo sexo, soy catolico y eso me pareció una aberración, el tiene 21 años y segun él tampoco ha tenido relaciones sexuales de ningun tipo, lo invitamos a acudir con nosotros a un terapeuta para que defina su personalidad, le ruego a dios que esto pueda revertirse y que la alegria vuelva a nuestra casa, me siento abatido y su madre se haya desconsolada. No desistas, mantente firme en tu decisión, dios está contigo y te dará la fuerza para soportar esta prueba, me uniré en oración para pedir por ti y por mi querido hijo. suerte.
Gracias por orar por mi, yo tambien hare lo propio y orare por su hijo, tengo mucha fe y seguridad de que si oramos juntos con fe en Dios, esto se podra revertir, suerte.